EL EGO, ESE ETERNO INCOMPRENDIDO UNA VISIÓN DESDE LA TERAPIA GESTALT.
Nuestro ego nos ha salvado la vida, no es cosa de decir que hace las cosas mal o que en él todo está equivocado. Hablemos con respeto y cuidado de la construcción psíquica que nosotros mismos hemos construído. Si cuando somos adultos nos deja de servir dicha construcción edificada en la infancia es, nada más y nada menos, porque nuestras circunstancias y nosotros mismos tenemos otro acervo piscológico-emocional y distintas demandas sociales que cuando éramos niños. Pero el ego nos ha ayudado durante mucho tiempo a sobrevivir.
En la edad adulta nuestra necesidad es dejar de sobrevivir para dar paso a vivir con bienestar. Según la Terapia Gestalt, dicho bienestar viene dado por: reconocer e identificar ese ego como propio, conocer y limpiar sus mecanismos y automatismos y seguir en disposición de darnos cuenta continuamente de cómo funciona.
Un gran porcentaje de lo que construimos egóicamente nos sirve y nos seguirá sirviendo para ciertas circunstancias. Por ejemplo, nuestras habilidades, son parte importante de nuestro ego y nadie dirá que usarlas es insano para nosotros mismos. El problema es creer que debemos usar dicha habilidad en toda circunstancia y para alcanzar todo lo que queremos.
Nuestro gran error es construir un ego estático y rígido pensando que sirve para todo. Al igual que el piano, nuestro ego tiene muchas teclas y nosotros gastamos gran parte de nuestra vida tocando una melodía de un sólo sonido. Sin embargo, tocar una melodía egoica significa transitar por todo lo que somos con autenticidad y responsabilidad.
Somos EGOistas porque es lo único que tenemos
No tenemos más herramienta que nuestro ego, con sus percepciones e interpretaciones del mundo. Si somos capaces de tomar al ego como una construcción psíquica generada a partir de la biografía de cada uno de nosotros, podremos conocer cómo funciona y, sobre todo, hacernos cargo de que ese funcionamiento y "mantenimiento" nos compete a cada uno.
El ego es como una máquina que, bien engrasada y limpia, nos permite relacionarnos con el mundo y con los demás de forma auténtica. No es cosa de destruirlo, sino de hacernos cargo responsablemente de su funcionamiento.
Via Qualia. Psicología Granollers
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