viernes, 4 de marzo de 2011

HÉROES SIN NOMBRE



Es en esta sociedad de consumismo y puramente funcional e instrumental, parece ser que las patologías de índole depresiva, han dejado de tener el valor que deberíamos darle de cara a posibles complicaciones más preocupantes de sus variantes, como puede ser en este caso que hoy os quiero contar. Hoy hablamos del suicidio.

Son muchos los factores y complicaciones que conducen al sujeto, a tomar la decisión de terminar su existencia, de acabar con lo verdaderamente único que es suyo, con su vida.
Mención especial, merece este particular caso en personas de edad avanzada. El suicidio ocurre con el doble de frecuencia en los ancianos que en la población general y el 80% de los ancianos mayores de 74 años que se suicidan sufren de un síndrome depresivo; ocasionado quizás por un  menor aporte social, por la pérdida de estados motivacionales, la incapacidad moral y ética de esta sociedad en el cuidado gerontológico y las deficiencias de un sistema que no piensa en el bienestar no fisiológico, sino moral y espiritual de nuestros mayores.

La epidemiología de la conducta suicida puede entenderse bajo dos prismas diferentes en la edad avanzada: el intento de suicidio y el suicidio. 

Por ello, hoy lejos de hablar sobre esta patología, quiero hacer eco del intento de suicidio frustrado por un anciano de una localidad gaditana, residente gerontológico de un asilo y “entendemos” con sus necesidades cubiertas (al menos las que servicios sociales entienden conforme “a norma”).
Hoy quiero hablaros de HÉROES, si habéis leído bien, en mayúsculas porque las palabras y escritos quedan lejos de la heroicidad de profesionales sin nombre, que arriesgaron sus propias vidas, para salvaguardar otra.

Hoy no hacían falta nombres, ni vidas en común, ni lazos de sangre, ni compromisos sociales; tan sólo un anciano que quería dejar esta realidad y la de varios hombres que luchan contra ello. El Titán del vacío, la soledad, la desesperanza, el miedo, la angustia, y en las sombras, la muerte, frente a la fuerza de la vida.

Hoy no hacen falta palabras, hoy no hacen falta aplausos, hoy según muchos no sólo cumplían con su deber… 

En palabras de un filósofo anónimo, se relata: “Lo que hacemos por nosotros mismos, muere con nosotros; lo que hacemos por los demás, permanece en el tiempo y es eterno”.
En nombre de todos, al que uno el mío propio, me enorgullece saber que aún existen héroes, que aún hay esperanza, que el cambio es posible, que no está todo perdido; porque en definitiva “ el que salva una vida, salva al mundo entero (La lista de Schindler).

Hoy… recuerdo las lágrimas ahogados en sollozos de gente sin nombre, que gritaban al unísono entre el fulgor de los aplausos: VIVA LA GUARDIA CIVIL¡¡¡¡¡….

1 comentario:

  1. Espero de corazón que la vida de este hombre quede finalmente salvada, porque hoy le hemos evitado la caída, pero no hemos podido curarlo de sus heridas.

    En este mundo de hoy el horror de la vejez es saber que un día se fue joven. Vivimos en la tiranía de la juventud y la belleza, él ya no era ni una cosa ni la otra.

    ¡Qué pena de sociedad ésta que ya no tiene sitio para sus mayores!

    Gracias Fernando.

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